jueves, septiembre 27, 2007

Disciplina

Este poema es del negro. Primero y últiimo, según él.

Vamos no seas flojo
no dejes pasar esta migaja de día:
Afuera hay una inmensa ampolleta asada
colgando de un cable gastado y maltrecho,
como la cola que te pisas
mientras arrastras los pies la cabeza las manos
como la baba que chorrea de tus sueños
cuando despiertas y te dicen que no seas flojo
que te pongas a hacer algo por el mundo
como si el mundo, alguna vez,
hubiese echo algo por ti o la mujer que amas.

martes, septiembre 25, 2007

LA VIDA VISTA A (CONTRA) PUNTO DE VI(D)SA

Ayer soñamos con un viejo que hace rato no se metía por la rendija de la cotidiana muerte nocturna y nos dijo lo siguiente:

"Esa determinación biográfica, ese camino recorrido que inevitablemente han recorrido vuestros zapatos, no debe ser más que una guía para entender esa carta geográfica que puede en algún momento permitiros saber dónde es que estáis parados, sin embargo, no creo que sea igual el mecanismo cuando se trata de aquello que aun está por suceder, de lo incierto, de lo no vivido. En ese momento entra en juego una cuestión de fé, situación en la cual la espiritualidad se vuelve incluso más determinante que el lugar dónde nacísteis los padres que tuvisteis o no tuvisteis, las amistades, los barrios, las calles, los libros, las peliculas, las mujeres, el amor y el desamor".

Luego un ángel con un ala rebanada por quizás qué insufrible gaucho cantó un instante:

"La ciudad de dios
es un hoyo perdido
en el más feo de los lugares
que pueda imaginarse.
pozo de decadencia,
de vicios, de muerte.
Allí desde pequeños
los niños son echados
a la calle a mendigar,
a robar, a prostituirse,
teniendo que soportar
las extenuantes jornadas
-a la intemperie-
a base de sustancias asquerosas,
hechas para la vida
de los monstruos
que reinan en la ciudad
y que hace rato desplazaron
a un segundo plano
a la que llaman
“una juguetona e infantil deidad”.

Y hoy nos preguntamos, cómo quieren que vivamos fun-sion-al-mente

lunes, septiembre 10, 2007

mediodíarriba

¿Porqué éste cerro casi virgen, arriba de esa yegua noble, de esos pies firmes y caminados, fuertes resistentes y serviciales; acompañado de niños prematuramente hechos hombre, o más bien jugando a ser hombres, me pareció -independiente de mi calidad de pelele citadino- una vuelta a casa, a un estado, a una vida, a algún lugar al cual en algún momento pertenecí?
¿Porqué el ritmo de esa estridente música ranchera, de esos animales sueltos y amarrados, la serenidad de Toledo, la risa semioculta, la calidez de la señora Susana la madre de todos los bípedos y cuadrúpedos se me reveló, se me apareció (una aparición es una aparición, uno no ve lo que se aparece, ni lo oye, ni lo toca, lo que se aparece sólo se aparece) un algo idílico, un pedacito de un sueño que aun no he soñado?
Tal vez, y sólo tal vez, sea la idea o la sensación de que efectivamente existen lugares materiales y no materiales en los cuales aun es posible asombrarse con una realidad colorida, ajena al gris de la ciudad. Una realidad verde, púrpura, mate, baya, amarilla, transparente. Un color silencioso que habla un lenguaje majestuoso. Un lugar en que tal vez no haya paz porque simplemente no existe con que contrastarla. La paz deja de tener sentido cuando se naturaliza. Cuando en el fondo realmente se sobrepone hologramáticamente con una batalla cotidiana en la que no hay odio ni resentimiento, una batalla llena de barro en el pelo y en los zapatos pero nunca en el alma. Golpear un perro no es delito cuando se le quiere. Taparlo con las mejores comidas plásticas y ponerle un collar lujoso a un animal es una forma posmoderna de dar limosna y expiar culpas. Una leche de vaca que se saca temprano a primera hora, gracias a la cual se crece sano de mente, de cuerpo, de espíritu y de corazón.
No. No tiene que ver con un cuentito de facilidad, e insisto, con una nostalgia química de un pasado que como todos fue mejor. Tiene que ver con la fuerza de una presente en el cual decir “yo soy” y “esto es lo que soy” no es apostarle ciegamente a cualquier número de una ruleta con infinitas casillas, que da infinitas vueltas y en la que nunca nadie gana y tampoco un acto de soberbia o autoengaño.
Decir “esto soy” puede implicar decir soy grande, soy chico, soy blanco, soy negro, soy rico, soy pobre. Fui esto fui aquello seré esto y seré aquello. Pero por sobre todo significa decir que se está orgulloso de ser lo que se es. Y no me importa tu evaluación de lo que yo soy. Porque en realidad la pobreza no es pobreza. La riqueza no es riqueza. Simplemente son vidas distintas. Nada que podamos entender a cabalidad. Incluso para nuestros desarreglados sentidos. ¡Pequeños Rimbaudcitos desorientados, se nos
perdió París pueh!

Vital ejercicio de sobrevivencia

Que esta vena fluvial
Derrame su sangre transparente
En la eternidad universal del cosmos
Que llevamos dentro y que hay afuera
Y que nosotros con ella
Nos hagamos uno y ninguno
Todo y nada.